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viernes, 15 de abril de 2016

La adaptación de los perros recién adoptados



   Un perro adoptado proveniente de la calle o de una protectora tiende a ser un animal eternamente agradecido a aquel que lo incorpora a su hogar y le da cariño. Sin embargo, también tenemos que tener en cuenta que este animal traerá malas experiencias pasadas y, sobre todo al principio, puede mostrarse temeroso y desconfiado. Nuestro perro puede haber pasado hambre, frío y malos tratos... el mero hecho de estar perdido ya es una experiencia traumática para un animal social como el perro  Por lo tanto debemos prepararnos para tener paciencia durante su adaptación a la rutina del hogar, no agobiarlo y tratarlo con cariño, pero a la vez firmeza, enseñándole cual es su lugar en la casa.

    - El primer consejo a dar es que el animal deberá estar tranquilo los primeros días... es decir, no agobiarlo con visitas ni llevarlo a ver nuevas caras todo el tiempo. El traslado a su nuevo hogar deberá realizarse de la forma menos estresante posible. Si hay niños en la casa se les debe contar lo mal que lo ha pasado el perro y explicarles que debe descansar... Ya tendrán tiempo más tarde de jugar con su nuevo amigo.
   - Debe proporcionársele un lugar para dormir y otro para comer, y los paseos deben ser cortos si el animal se muestra asustado (algo bastante común). Es muy importante también no soltarlo los primeros días y sacarlo siempre sujeto de la correa y con un collar resistente que debería llevar una chapa de identificación, pues un perro asustado y desorientado puede echar a correr y perderse de nuevo en caso de despiste.
   - Cuando el perro se vaya acostumbrando a nosotros y veamos que nos obedece, ya se le podrá soltar, pero al principio sólo en lugares controlados. Claro que también hay perros que desde el primer momento no se separan de ti ni un segundo, pero más vale prevenir.
    - Un perro recogido del abandono, en especial si ha sido maltratado, puede mostrarse temeroso, e incluso agresivo (aunque de forma menos habitual), con las personas desconocidas. Un buen consejo para superar ese miedo es saludar a las personas que se nos acercan de forma efusiva, transmitiendo despreocupación y alegría. Los extraños no deben tocar bruscamente al perro ni agobiarlo, pero puede ser buena idea que le ofrezcan alguna golosina. Este miedo suele pasárseles pronto a la mayoría de los perros, aunque siempre hay unos más tímidos que otros.
    - Los perros suelen ser tragones por naturaleza... Si el perro ha estado abandonado y ha pasado hambre este problema se agrava. Es probablemente uno de los "traumas de perro abandonado" más difíciles de superar, hasta el punto de que algunos perros se vuelven "máquinas" especializadas en la búsqueda de basuras desde que se les suelta en el parque, o no pueden evitar revolver en los cubos de basura por mucho que se les pelee. ¡Paciencia! ¿Qué haríamos nosotros si no supiéramos si vamos a volver a comer en varios días? Lo mejor en casa es poner la basura fuera de su alcance (cubos especiales, bolsas en alto...), en la calle debemos tratar de controlarlo y reprenderlo si come cosas del suelo. Otro peligro de esta "manía" se produce si dejamos el saco de comida a su alcance... hay perros que, literalmente, comen hasta reventar. Una ingesta de alimentos muy elevada puede dar lugar a una torsión de estómago, de consecuencias fatales si no se trata al momento, y que aún así puede matar al perro. Si al perro lo acabamos de recoger abandonado de la calle y presenta desnutrición es también muy importante no darle mucha comida de golpe, sino espaciada en pequeñas tomas varias veces al día (debemos pedir consejo al veterinario), lo mismo cabe decir del agua si el perro llega deshidratado.
    - Hay que tener también paciencia a la hora de enseñar al perro donde debe hacer sus necesidades. Existen perros adoptados que ya llegan enseñados, pero con los cachorros y los adultos que nunca hayan aprendido habrá que enseñarlos poco a poco. Los perros adultos suelen ser más rápidos en aprender. Se les debe reprender SOLO cuando sean cogidos en el acto, nunca después, porque el perro no asociaría la pelea con lo que hizo hace media hora. Debe proporcionárseles muchas oportunidades de evacuar fuera y premiarles y felicitarles cuando lo hagan. En el caso de cachorros pequeños, que no pueden aguantar mucho sin hacer sus necesidades, es buena idea proporcionarles una zona con periódicos y enseñarles a usarla, vigilando cuando se agachen a orinar (suelen hacerlo al poco de comer) y poniéndolos encima del periódico.
    - Si el perro va a estar solo habitualmente varias horas al día, conviene que lo vayamos acostumbrando poco a poco, para prevenir el llamado síndrome de ansiedad por separación, bastante común en perros que han estado abandonados. No debemos hacer un drama cada vez que nos marchemos y debemos darle a nuestro amigo la oportunidad de desfogarse antes de dejarlo solo, de forma que esté cansado.  Los síntomas de este síndrome son los aullidos y continuos  ladridos desde que salimos de casa, el destrozo de muebles y objetos o defecación incontrolada. El regañar al perro cuando llegamos sólo suele servir para empeorar la situación. Desde el momento que se presente debemos acudir a un profesional, que nos ayudará a solucionarlo, siempre con un poco de esfuerzo por nuestra parte.

                                   
    - Una vez adaptado el perro a la rutina del nuevo hogar,  las salidas al exterior deberán durar más tiempo, dándole la ocasión de desfogarse y vivir nuevas experiencias.  Es bueno, en caso de perros que vivan en pisos, que salgan tres veces diarias. También es recomendable buscar algún lugar donde el perro pueda soltarse y jugar con otros congéneres para ir socializándolo. Esto les evita el estrés y les permite hacer abundante ejercicio, a la vez que evita problemas en casa derivados de la falta de actividad.
    - Desde el principio debemos tratar de educar al perro a obedecer las órdenes básicas: "sienta", "échate", "aquí"... Esto, además de facilitar nuestra convivencia con él, es interesante para fortalecer el vínculo perro-dueño y como otra forma de ocupación para el perro, que acaba disfrutando con la tarea de aprender órdenes nuevas. Hay buenos manuales a la venta que nos enseñan cómo educar a nuestro perro mediante el refuerzo positivo (premios, juegos caricias...), que hace que el animal disfrute aprendiendo. También podemos acudir, en caso de duda, a un educador canino, centro de adiestramiento, etólogo, etc.  El veterinario podrá recomendarnos en este aspecto. Para los más atléticos también hay deportes en los que puedes participar con tu perro, aunque no sea de raza. Un ejemplo  es el  agility, carreras de saltos de vallas y pasos de obstáculos en los que el perro participa con su amo, que hace de guía y le indica por dónde ir.

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